“Un país que nos enseñó a ser libres”

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Mariana Schklonik cronicas haitianas


Mariana Schkolnik: “Crónicas Haitianas”

“Un país que nos enseñó a ser libres”

El conjunto de relatos y cuentos ficcionados da vida al libro Crónicas Haitianas, donde la economista y autora Mariana Schkolnik profundiza acerca del desconocimiento de la realidad haitiana, y la falta de empatía hacia su población.

Gisella Contreras A. 

“Hay un desconocimiento total de la maravillosa cultura haitiana, sus creencias, y el orgullo de ser el primer país libre en el mundo de la esclavitud. De su orgullo, y de su dignidad” 


Posterior al terremoto grado 6° que azotó el país de Haití durante el año 2010, Naciones Unidas encomendó la realización de un censo de viviendas con el objetivo de investigar los destrozos infraestructurales durante los movimientos tectónicos de la zona. Situación que permitió a la autora Mariana Schkolnik, viajar al país alrededor de dos años, como parte de una misión internacional de Naciones Unidas, período en el cual recopiló una serie de relatos que más tarde conformarían el libro Crónicas Haitianas.

Schkolnik ha dedicado su vida al trabajo social en Naciones Unidas y diversas ONG ‘s, aportando a la inclusión desde una mirada cooperativa e interseccional. De esta forma, motivando la elaboración de Crónicas Haitianas, su primera publicación editorial.

  • Mediante la misión internacional, acerca de las necesidades de la población haitiana ¿Que le inspiró a escribir este libro de relatos?

Llegué a Haití después del suceso que azotó al país. Chile en ese tiempo tuvo un terremoto grado 8° que no dejó muchos daños, a diferencia de Haití. Las infraestructuras de ambos países eran y son muy diferentes. Por lo que sentí que era el momento preciso de viajar al país.

Lo que me interesaba más en el libro era mostrar el alma de los haitianos, su manera de pararse ante el mundo, una manera muy bella. Yo quedé enamorada de los haitianos, no así del sistema político haitiano, no así de los políticos haitianos, no así de las estructuras. Sin embargo, ellos mantienen su dignidad en el puesto en el que estén. Eso es algo que quería mostrar en mi libro. 

Hay un capítulo entero dedicado a los escritores haitianos, que son maravillosos. Y del mundo espiritual que ellos tienen. Ellos conviven con la vida y la muerte de una manera más onírica que nosotros. Nosotros los blancos ahí, tratamos de empujarlos a ser eficientes, y que todo tiene que ser rápido, y la productividad, y ellos no están moviéndose al ritmo de nosotros, ellos se mueven culturalmente a otros ritmos. De ello nace el título, que nos evoca junto con Álvaro Medina, de la editorial El Pensador.

  • En unos escritos de la editorial El Pensador, se habla del título de la crónica como una referencia a “Crónicas Marcianas” en el sentido de visitantes internacionales ¿Podría ahondar un poco más en cómo surgió esta idea?

Junto al director de El Pensador, Álvaro Medina, somos grandes lectores de Ray Bradbury. Tiene una cierta poesía, y melodía que me formó mucho en literatura. Incluso el rojo de la tapa es el mismo con que están publicadas muchas de las versiones del libro Crónicas Marcianas

Su relación con Crónicas Haitianas, es que dicho libro trata las distintas llegadas del hombre a marte, y la maravillosa cultura de los marcianos, seres muy etéreos y muy espirituales, que ya han dejado de lado el consumismo. De cómo llega la basura de la humanidad, destruyendo sus casas a punta de metralletas. Donde el consumismo y los conflictos entre los seres humanos, concluyen en el fallecimiento de los marcianos, entre otras cosas, por una gripe, algo que nosotros conocemos en nuestro continente, de muchas islas que fueron asoladas por gripes y enfermedades que trajeron los colonizadores.

Entonces, la colonización es un tema permanente en Haití, se hablade oleadas de colonización, que fueron horrorosas. La francesa, y el exterminio de la población indígena que había ahí, y que trajoesclavos de África, razón por la cual la población en Haití es afrodescendientes. 


“Haití es el primer país del mundo en liberarse de una colonia, y el primer país del mundo en declarar la independencia y la abolición de la esclavitud. Ellos repudian hasta el día de hoy el esclavismo, repudian el patronaje. Se sienten parte de una dignidad, y un orgullo, que los mantiene en una situación en que hay que explicar lo que se quiere, no a avasallarlos. Pero los chilenos racistas tienden a avasallar, y no construir junto a ellos.”


  • Ante los prejuicios en torno a la población haitiana en la actualidad ¿De qué manera Crónicas Haitianas busca aportar a la culminación de dichos prejuicios? ¿Qué prejuicios logró desmitificar en su estadía?

Uno de los estereotipos más recurrentes, es que los haitianos no saben trabajar. En Haití un 60% o 70% de las personas trabajan en la calle. Son muy pocas las empresas e industrias que existen. En los comercios formales y boutique elegantes, contratan más que nada “mulatos”, no contratan gente afrodescendiente. Hay un racismo interno muy severo. En las boutiques elegantes, ese mundo increíble, entre medio de toda la miseria, la población afrodescendiente haitiana sólo puede contentarse con estar en las calles vendiendo. Lo que venden mayormente son las porquerías que les mandamos los blancos de regalo, es decir, la ropa que sobra, cosas insólitas. 

Las mujeres cocinan en las calles, porque no hay cocinas en las casas de gente en situación de vulnerabilidad. No hay cocinas ni baños, ellos solamente duermen ahí. Entonces, todo el sistema de comida está en las calles, en esas malditas cajas de plumavit, que tienen el mar terriblemente contaminado. 

Por ello, también es difícil de entender porque ellos insisten en andar en la calle. Y se arman conflictos al trabajar como vendedores ambulantes con cocina en las calles, algo que en Haití es muy común. Entonces, para ellos es muy difícil entender que en Chile existe un instituto de salud pública que les multa, y que existe una legalidad que permite estar en las calles, porque en Haití no existe nada de eso. El Estado no existe en Haití, por decirlo de una manera sencilla, y como no existe, cada uno se rasca con sus propias uñas.

Entonces, explicar esa propensión que tienen los haitianos a vender en la calle, y a comer en la calle, hay que tenerla como el contexto en el que ellos viven. También quiero que se entienda, que en Chile hay cuestiones esenciales, que para ellos son novedades. Que las casas tengan agua, y que esa agua sea bebible, que tengan baños, y luz eléctrica incluso, es algo novedoso, porque en Haití no hay. Para ellos, muchas cosas en Chile son ventajas absolutas, aquí hay posibilidad  de tener agua, baño, cocina, electricidad, algo que no están acostumbrados a habitar.

  • Respecto al contraste fronterizo entre Haití y Miami – EEUU ¿De qué manera se presencia la desigualdad en la calidad de vida entre ambos países?

Me tocó ver mucho a las personas haitianas que llegan desde EEUU. El contraste es notable. Los haitianos que vienen desde EEUU a visitar a sus parientes, son gente corporalmente mucho más grande, en comparación con los haitianos pobladores de Haití que son mucho más menudos y delgados. Eso causa una impresión muy grande, los haitianos que son adinerados en EEUU, llegan y se alojan en hoteles muy elegantes y con piscinas (de los únicos dos existentes después del terremoto), mientras que la población haitiana no tiene agua potable.

Lo que a mí me chocó de Haití en relación a Miami, fueron los problemas que tuve en mi trabajo (Institución Nacional haitiana financiada por Naciones Unidas), cuando decidí comprar botellas de agua a la gente que vivía conmigo, ya que no había donde tomar agua, y andaban en las calles haciendo censos muertos de sed. Con el presupuesto extranjero de mi proyecto decidí comprar las botellas de agua, ahí me llamaron la atención en la directiva de la Institución Nacional, porque no podía comprar agua para el resto de los trabajadores, y que lo que estaba haciendo estaba muy mal.

Eso coincidió con un viaje que hice a Miami un fin de semana, encontrándome con demasiados pocillos de agua en las calles para los animales. Esto me causó un choque, de ver que en Miami se preocupan de que los perros no tengan sed, mientras que en Haití las personas no pueden tomar agua. A pesar de yo tener el presupuesto para comprar agua, algo tan esencial… Esa fue la ruptura, y el capítulo final, lo que me hizo decidir volver a Chile. Eso me causó un dolor, una rabia que no podía manejar. No podía seguir viviendo en un país donde las injusticias son tan horrorosas, entre los propios haitianos. 

  • En la actualidad ¿Cuál cree que es la relevancia de crear este tipo de registros a la población haitiana? 

Creo que para ellos, no debe ser muy grato de leer, porque los haitianos idealizan bastante a su país. Las playas están contaminadas, tú no puedes comer pescado haitiano, comes pescado de República Dominicana, Haití está asolado, no tiene vegetación y es muy difícil hacer turismo en el país. Hay hoteles que quedan de la época norteamericana de la invasión, ya que en ese tiempo, Haití era una especie de Cuba, en la que iban celebridades. Era un lugar más concurrido. 

Nadie va a hacer turismo en Haití. En ello el libro es bastante crudo antes las condiciones de vida de Haití. Entonces, la verdad es que creo que el aporte de este libro, es más que nada para la población chilena, para complementar una visión hacia la población haitiana con respeto, por ellos, por su historia, dignidad y lucha. Ellos cuidaron a Simón Bolívar, para que viniera a hacer la independencia acá, ellos ya eran independientes, era una revolución francesa en una isla. Fue el país que nos enseñó a ser libres. 


“Falta una mayor comprensión por la cultura haitiana, y su dignidad. Eso es lo que pretendo más que nada, que se conozca ese mundo maravilloso que ha sido colonizado y destruido lentamente hasta llegar al estado actual que sofoca a Haití.”


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